Es que suelo sonreír en grande, tan grande que al de al lado le puede dar asco o bien, puede sentir inspiración para sonreír conmigo si empatizamos y tenemos mucho en común. Suelo mostrar todos los dientes frontales, me brillan los ojos y hacen juego con mis canas de cuarentona. Las arrugas se marcan más y mi pelo ondulado, necio y alborotado termina de prepararme para una gran foto.
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